Con motivo de la nota sobre la industria minera publicada el pasado domingo en Página 12 y firmada por seis investigadores del CONICET, desde CAEM –y con ánimo de contribuir a un diálogo respetuoso- consideramos que la misma debería revisarse desde una perspectiva técnica objetiva, ya que varias de sus aseveraciones son cuestionables.
Entendemos que la discusión académica-científica es necesaria para encontrar la mejor manera de llevar adelante la mayor cantidad de actividades productivas en beneficio de nuestra población, hoy y siempre. No compartimos, ni consideramos oportunas, las visiones apocalípticas sobre ningún sector productivo. Por el contrario, trabajamos junto a las comunidades generando consensos que ayudan al progreso de las personas, de las comunidades y del país.
La industria minera actual se desarrolla en forma sustentable en países líderes en el mundo, tales como Canadá y Australia, en los cuales se ha constituido como pilar de desarrollo y crecimiento. Entonces, ¿por qué no trabajar con esos modelos productivos como espejo para nuestro país? En ese camino está la Argentina, donde estamos aplicando los más altos estándares mundiales, incluso en normativas provinciales. Esto sumado a los adelantos tecnológicos y al compromiso con la comunicación y transparencia garantizan una producción sustentable.
El sector minero en Argentina, a través de programas y estándares internacionales como “Hacia una Minería Sustentable” (HMS); la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI) y los programas de Inversión Social Minera orientados a partir de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, busca garantizar las buenas prácticas. Estas herramientas otorgan sustento científico a las actividades mineras y establecen un marcado contraste empírico en relación con los prejuicios que recaen sobre la industria.
En este sentido, con ánimo de desmitificar, puede destacarse el estudio llevado adelante por investigadores de FUNCEI, cuyas conclusiones desmienten las supuestas consecuencias sobre la salud de la industria. Dicha investigación se encuentra disponible públicamente para su consulta.
Adicionalmente, nuestra institución (que nuclea a todas las empresas mineras en exploración, construcción y producción que trabajan en nuestro país) se encuentra siempre predispuesta al diálogo constructivo, trabajando incansablemente sobre los mitos que dañan al sector. Estas visiones cargadas de prejuicios solo logran privar de trabajo y de desarrollo a las comunidades de las distintas provincias.
La minería es una actividad productiva dinámica, movilizadora de las economías locales y generadora de posibilidades de crecimiento para las personas, más aún en comunidades alejadas de los grandes centros productivos. Abrir oportunidades para trabajar, para generar nuevos de proyectos de vida y de desarrollo personal y social es una forma de incluir a todos los argentinos de cara a un futuro mejor.